
Consulta Popular Campesina: la voz del campo para saldar la deuda histórica de la Reforma Agraria
La Reforma Agraria es una deuda que Colombia arrastra desde hace más de un siglo. Una deuda con los campesinos y campesinas que alimentan al país con su trabajo, pero que históricamente han sido excluidos de la tierra, de la inversión estatal y de la justicia social.
Hoy, desde el movimiento campesino, surge una propuesta que busca transformar esta realidad: una Consulta Popular Campesina que impulse la Reforma Agraria y coloque en el centro de la agenda nacional la redistribución de la tierra, el apoyo a la producción campesina y el cumplimiento de los Acuerdos de Paz.
¿Por qué una consulta?
La demanda por una Reforma Agraria no es nueva, pero sigue pendiente. El Estado se comprometió en el Acuerdo de La Habana a adquirir 3 millones de hectáreas y formalizar 7 millones más, pero la realidad es que los mecanismos creados —como el Decreto 902 de 2017— han sido insuficientes y en muchos casos trampas burocráticas que frenan el acceso real a la tierra.
Además, aunque se aprobó la Ley Estatutaria de Jurisdicción Agraria, la Ley Ordinaria que la hace operativa está empantanada en un Congreso atravesado por intereses de grandes acaparadores de baldíos. Las herramientas existen, pero el campesino sigue esperando resultados concretos.
El contenido de la consulta
La propuesta de Consulta Campesina incluye preguntas que abordan temas de fondo:
1. ¿Está usted de acuerdo con que el Estado a través de la Agencia Nacional de Tierras recupere baldíos sin fase judicial, adquiera predios y disponga de los bienes rurales incautados al narcotráfico, la corrupción y a los grupos armados, para destinarlos a comunidades campesinas sin tierra, como estrategia para superar la desigualdad y la violencia?
2. ¿Está usted de acuerdo con que el Estado transforme entidades y fortalezca programas con participación directa del campesinado, para impulsar la producción, transformación y comercialización de productos de la economía campesina, familiar y comunitaria como estrategia para acabar el hambre?
3. ¿Está usted de acuerdo con que el Estado garantice que las comunidades campesinas que habitan en áreas ambientalmente protegidas puedan permanecer, participar en su ordenamiento y cuidar dichos territorios con acompañamiento, inversión pública y proyectos agroecológicos?
4. ¿Está usted de acuerdo en que todas las instituciones del Estado garanticen la protección de los derechos del campesinado, sus territorios y su desarrollo integral bajo el cumplimiento del Artículo 64 de la Constitución Política y con enfoque de género?
5. ¿Está usted de acuerdo con que el Estado garantice mecanismos especiales para la protección de la vida y la paz en el campo y las comunidades, en particular para la protección integral de los liderazgos campesinos y ambientales?
Estas preguntas son, en realidad, un llamado a que el país entero decida si quiere un campo con dignidad, soberanía alimentaria y justicia social.
Una meta posible: 4 millones de firmas en 6 meses
La meta es clara: recolectar 4 millones de firmas en seis meses para radicar la iniciativa, lo que equivale al 5% del censo electoral nacional. Una cifra ambiciosa, pero alcanzable si el movimiento campesino y la sociedad en general unen fuerzas en este propósito.
La voz del campo, un mandato para la nación
El campo colombiano le ha cumplido al país: con su trabajo ha garantizado la alimentación en medio de la pobreza, la guerra y la exclusión. Ahora le toca a Colombia cumplirle a los campesinos.
La Consulta Popular Campesina no es solo un mecanismo jurídico: es un acto de justicia histórica, un grito democrático y una apuesta de país. Porque sin tierra para quien la trabaja, no habrá paz completa ni democracia real.
El campo le ha cumplido a Colombia. Ahora le toca al país cumplirle a los campesinos. ¡Consulta Campesina YA!”

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