Juicio a Álvaro Uribe Vélez: un paso hacia la verdad y la justicia

Julián Gallo Cubillos

Una señal de que la justicia avanza

El avance del juicio penal contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez representa un hecho sin precedentes en la historia reciente de Colombia. No se trata de una persecución política ni de un revanchismo personal, como algunos sectores han intentado posicionar. Se trata, ante todo, de un ejercicio legítimo del Estado de derecho y de la autonomía judicial, que debe ser respetado por todos los actores políticos y sociales.

Nadie por encima de la ley: garantía de no repetición

Durante décadas, amplios sectores de la sociedad colombiana —especialmente víctimas del conflicto armado— han exigido verdad, justicia y reparación, incluso frente a los más altos niveles del poder. Que un expresidente sea llamado a juicio demuestra que la justicia está viva y operando, y que ningún cargo o trayectoria política puede ser excusa para eludirla.

Este proceso judicial envía un mensaje claro: la impunidad no puede ser el destino de los crímenes que marcaron la guerra y el sufrimiento de miles de familias. Así se fortalece la democracia y se avanza en el cumplimiento del principio de no repetición, base de la justicia transicional.

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Por una paz que también signifique justicia

En un país que ha vivido más de medio siglo de guerra, la reconciliación solo será posible si hay verdad completa y responsabilidad asumida. El juicio a Álvaro Uribe no es solo un caso penal, sino una oportunidad histórica para que el país mire de frente los hechos que han estado en el centro del conflicto: paramilitarismo, persecuciones políticas, interceptaciones ilegales, y alianzas criminales con estructuras armadas.

Quienes han apostado por la paz desde la firma del Acuerdo creen que la verdad no puede seguir siendo sacrificada por cálculos políticos. Y que la dignidad de las víctimas no puede seguir esperando.

Sin justicia, no hay paz duradera

Desde el Congreso, el senador Julián Gallo reitera su respaldo a una justicia que avance sin miedo, con independencia y con rigor. El juicio a Álvaro Uribe Vélez es un paso indispensable para cerrar las heridas del pasado, honrar a las víctimas y garantizar que los hechos que marcaron los años más oscuros del país no vuelvan a repetirse.

Compromisos con la paz y la reconciliación 

Julián Gallo Cubillos

El Coro de Hijos e Hijas de la Paz: un símbolo vivo del acuerdo

En el camino de la reconciliación, también hay espacio para la esperanza y los gestos simbólicos que tocan el alma. Por eso impulsamos la creación del Coro de Hijos e Hijas de la Paz, una iniciativa que busca visibilizar a niñas, niños y jóvenes nacidos en el marco del Acuerdo, como semillas de un país nuevo.

El coro ha sido protagonista en actos conmemorativos recordándonos que la paz también se canta, se educa y se transmite entre generaciones.

Me llena de orgullo decir que mi propia hija, nacida tras la firma del Acuerdo, hace parte de este coro. Su voz, como la de muchas otras y otros, nos recuerda por qué luchamos: porque la paz no es solo un legado, es una promesa que debemos cumplirles.

Reconciliación: una apuesta de país

Reconciliar no significa olvidar, ni tampoco negar el conflicto. Significa asumir responsabilidades, reconocer al otro y construir un futuro compartido. Por eso, hemos defendido iniciativas que promuevan el respeto por la diferencia, la memoria histórica, y la participación de todos los sectores, incluidas las víctimas, los firmantes del acuerdo y las comunidades más afectadas por la violencia.

Reconciliar también es luchar contra la estigmatización. En un país polarizado, donde la paz sigue siendo blanco de ataques, es urgente fortalecer la pedagogía social y política para comprender lo que significan el perdón, la verdad y la justicia restaurativa.

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Un camino de coherencia política y ética

Como firmante del Acuerdo de Paz y actual senador de la República, mi compromiso con la reconciliación nacional, la justicia social y la implementación integral del Acuerdo no es solo político, sino también ético y personal. Defender la paz no es una tarea del pasado: es una responsabilidad presente que exige acciones concretas desde las instituciones.

Desde el Congreso, y especialmente desde la Comisión de Paz del Senado, hemos asumido este compromiso impulsando leyes, acompañando debates y escuchando a las comunidades que más han sufrido los efectos del conflicto armado.

Implementación real: de los compromisos al cumplimiento

El Acuerdo de Paz firmado en 2016 trazó una hoja de ruta ambiciosa: transformar las condiciones estructurales que dieron origen al conflicto armado. Aunque se han logrado avances importantes, aún existen retos significativos para llevar a cabo su implementación integral y efectiva.

Desde el Congreso hemos insistido en:

  • El cumplimiento del Punto 1 sobre Reforma Rural Integral y el acceso a la tierra.
  • La defensa del Punto 2 sobre participación política, con garantías reales para líderes sociales y comunidades.
  • El fortalecimiento del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, con énfasis en la JEP.
  • La continuidad del programa de sustitución de cultivos de uso ilícito, con enfoque de derechos y sostenibilidad.


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Julián Gallo en el Huila: fortaleciendo la unidad popular y la participación ciudadana

El senador Julián Gallo Cubillos, reconocido por su liderazgo transformador y compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia, realizó una visita al departamento del Huila para fortalecer la unidad popular y escuchar las necesidades de diversas comunidades.

Encuentro con el Comité Departamental de Unitarios en Neiva

En Neiva, Gallo se reunió con el Comité Departamental de Unitarios, una coalición que incluye al Partido del Trabajo de Colombia (PTC), el Partido Ecologista y el partido Comunes. Durante este encuentro, se discutieron estrategias para promover la participación ciudadana en la política colombiana y avanzar en la implementación efectiva del Acuerdo de Paz en Colombia.

Diálogo con organizaciones sociales y firmantes del Acuerdo de Paz

Posteriormente, el senador sostuvo reuniones con organizaciones de mujeres, recicladores, firmantes del Acuerdo de Paz y líderes sociales. Estos diálogos se centraron en la justicia social y desarrollo territorial, la inclusión social para poblaciones vulnerables y la promoción de derechos humanos en Colombia.

Lanzamiento del Cabildo Popular del Huila en El Caguán

En el corregimiento de El Caguán, Gallo participó en el lanzamiento del Cabildo Popular del Huila. Este espacio contó con la presencia de organizaciones sociales, sindicatos y el colectivo de profesores Moehah (Movimiento Emancipador Magisterial del Huila). Se abordaron temas relacionados con la democracia participativa en Colombia y la construcción de paz sostenible .

La visita del senador Julián Gallo al Huila refleja su compromiso con la reconciliación nacional en Colombia y su esfuerzo por promover una política cercana a la gente, basada en la empatía política en el Congreso y el contacto directo con las comunidades colombianas.

La tierra para quien la trabaja: avances de la Reforma Rural Integral en Colombia

Cumpliendo el Acuerdo de Paz con hechos

La Reforma Rural Integral, contemplada en el Punto 1 del Acuerdo de Paz, es una deuda histórica con el campesinado colombiano. Durante décadas, la concentración de la tierra y la falta de acceso a la propiedad rural han sido causas estructurales del conflicto armado y de la desigualdad social en Colombia.

Hoy, junto al gobierno del presidente Gustavo Petro y con el compromiso de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), se están dando pasos concretos para saldar esa deuda y avanzar hacia una Colombia más equitativa.

Resultados que transforman el campo

Según cifras oficiales de la ANT, entre agosto de 2022 y mayo de 2024, se han adjudicado más de 914.000 hectáreas de tierra, beneficiando a comunidades campesinas y étnicas. Además, se han formalizado más de 1.277.000 hectáreas, brindando seguridad jurídica a miles de familias.

La ANT ha pasado de tener 8 oficinas a 92 en todo el país y ha constituido 14 Zonas de Reserva Campesina, fundamentales para el desarrollo rural sostenible y la inclusión social para poblaciones vulnerables.

El Congreso también siembra reforma rural

Desde el Senado, la bancada del partido Comunes, ha impulsado una agenda legislativa coherente con el Punto 1 del Acuerdo de Paz y con las demandas de las comunidades rurales, construida mano a mano con los sectores agrarios a través de audiencias públicas y recorridos territoriales.

Entre los proyectos más relevantes:

  • Proyecto de ley de Reforma Rural Integral, orientado a garantizar acceso a tierra, créditos y asistencia técnica.
  • Proyecto de Plazas de Mercado, que fortalece la economía popular, el abastecimiento y los circuitos cortos de comercialización en todo el país.
  • Proyecto de Ley de Panela, aprobado esta semana en su segundo debate en la Cámara de Representantes, que pasa ahora a su trámite en la Comisión Quinta del Senado, con el respaldo de las comunidades paneleras.

Un compromiso con la paz, la tierra y la justicia social

El senador Julián Gallo Cubillos, firmante del Acuerdo de Paz, ha sido uno de los impulsores de la entrega de tierras a comunidades campesinas y pueblos indígenas. Su trabajo articulado con la Agencia Nacional de Tierras y las instituciones del Estado ha permitido consolidar avances concretos en la implementación del Punto 1 del Acuerdo de Paz, que reconoce el acceso a la tierra como un derecho y no como un privilegio.

Además, el senador ha sido impulsor de la jurisdicción agraria, que aún requiere la aprobación de su ley ordinaria, necesaria para que comience a operar como una herramienta efectiva en la resolución de conflictos de tierras con enfoque territorial y campesino.

Magdalena Medio: de la exclusión al reconocimiento

Uno de los territorios donde más comienza a sentirse el impacto de esta transformación es el Magdalena Medio, particularmente en el municipio de Puerto Salgar. Allí, la entrega de tierras ha devuelto la esperanza a comunidades campesinas que durante décadas fueron desplazadas por la violencia y el despojo.

Luisa Montaño, lideresa que representa a 48 asociaciones campesinas en la región, expresó: “Éramos el municipio más abandonado. Nos sacaron del territorio los terratenientes para apoderárselo, nos desalojaron, nos asesinaron líderes. Estamos cansados por los atropellos. Pero ahora no estamos solos, gracias a este gobierno”

Su testimonio refleja no solo la historia de resistencia del campesinado colombiano, sino también el sentido de reparación y justicia que empieza a abrirse paso con la implementación del Acuerdo de Paz. La voz de Luisa Montaño es la de miles que reclaman lo que siempre les ha pertenecido: el derecho a vivir y trabajar en su tierra.

La reforma laboral que el pueblo necesita

En lugar de proteger al trabajador, el modelo neoliberal desmanteló los derechos laborales, promovió la tercerización, y normalizó la precariedad como si fuera progreso. Hoy, frente a esa herencia de desigualdad, se abre la posibilidad de una reforma laboral centrada en la dignidad, los derechos y la justicia social en Colombia.

Hacia un trabajo digno para quienes siempre han sido excluidos

La legislación laboral vigente no ha sido capaz de responder a la realidad de millones de personas que sostienen la vida del país con su trabajo diario: Mujeres cuidadoras, jóvenes, trabajadoras del campo, recicladores, empleados tercerizados… todos comparten una misma urgencia: contar con derechos laborales plenos, estabilidad, protección y garantías mínimas.

Esta exclusión histórica ha dejado a buena parte de la fuerza laboral por fuera del acceso a licencias, prestaciones, sindicalización y condiciones dignas. Y es precisamente esta deuda la que la reforma laboral busca saldar: abrir el camino para un modelo donde el trabajo esté respaldado por garantías mínimas y acceso real a la seguridad social como derecho, no como privilegio.

Dignificar el trabajo es una decisión política

La reforma laboral que el pueblo necesita tiene una premisa clara: el trabajo no es una mercancía, es un derecho. Y como tal, debe estar protegido. Nuestra propuesta apunta a recuperar esa visión del trabajo con derechos, con estabilidad, con seguridad social. Impulsar el derecho al trabajo en Colombia no solo es una medida económica, es un acto de justicia.
Además, esta reforma se conecta con el espíritu del Acuerdo de Paz en Colombia, que plantea una transformación profunda del campo y la inclusión de los territorios históricamente excluidos. Sin garantías laborales en el agro, no hay desarrollo rural posible.
Una reforma para avanzar, no para retroceder
Frente a ellos, la consulta popular, que proponía que fuera el pueblo quien decidiera sobre estas transformaciones, fue hundida por la derecha en la plenaria del Senado. Una vez más, se cerró la puerta a la participación directa de la ciudadanía y se impuso el temor a que el pueblo tenga la última palabra.
Esta negativa no borra la urgencia del debate: al contrario, reafirma la necesidad de avanzar en la reforma laboral desde el Congreso, con movilización, coherencia y compromiso político con quienes han sido históricamente excluidos del sistema laboral. (Ver también: Consulta Popular: ¿Por qué la derecha le teme a que el pueblo decida?)

El país que merecemos

La Colombia más equitativa no se construye con discursos, sino con decisiones que mejoren la vida de la gente. Una reforma laboral pensada desde los sectores excluidos es una forma de promover los derechos humanos, combatir la desigualdad y garantizar que el progreso llegue a todos los rincones del país.
Porque ningún país puede hablar de democracia participativa mientras la mitad de su población trabaja sin derechos.