Sucre en el corazón: el compromiso del senador Julián Gallo con el Caribe profundo

Un compromiso constante con los territorios olvidados

El departamento de Sucre ha sido históricamente una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado, la pobreza estructural y el abandono estatal. Pero también es un territorio que resiste, que se organiza y que mantiene viva la esperanza de paz con justicia social.

Durante estos años de trabajo legislativo, el senador Julián Gallo Cubillos ha visitado reiteradamente el departamento de Sucre, recorriendo sus municipios y corregimientos, dialogando con comunidades campesinas, afrodescendientes, firmantes del Acuerdo de Paz, comunidades indígenas y organizaciones sociales que luchan por una vida digna en medio de las adversidades.

Presencia activa en el territorio: lo que hemos hecho en Sucre

En cada visita, el senador ha escuchado de primera mano las preocupaciones y propuestas de las comunidades, fortaleciendo su compromiso con una política cercana a la gente, centrada en la participación ciudadana, el cumplimiento del Acuerdo de Paz, y la defensa de los derechos sociales.

Entre las acciones destacadas en Sucre se encuentran:

  • Acompañamiento a firmantes del Acuerdo en proceso de reincorporación y defensa de su seguridad.
  • Participación en Cabildos Populares en Sincelejo y zonas rurales, como Chalán y Ovejas.
  • Reuniones con organizaciones de mujeres rurales y líderes campesinos en la subregión de los Montes de María.
  • Visitas a los corregimientos de Doña Ana y Santiago Apóstol, en el municipio de San Benito Abad, escuchando a sus comunidades rurales y liderazgos locales.
  • Acompañamiento a comunidades indígenas en el municipio de San Marcos, en procesos de organización para el acceso a la tierra y el reconocimiento de sus derechos.
  • Denuncia de la falta de garantías en materia de acceso a tierras, educación rural, salud y protección ambiental.
  • Respaldo a iniciativas locales de economía popular, comunicación comunitaria y sustitución de cultivos.

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Una nueva visita para seguir escuchando y construyendo

Este fin de semana, el senador Julián Gallo regresará al departamento de Sucre para continuar este proceso de diálogo directo y seguimiento territorial. Su agenda incluye:

  • Encuentros con comunidades firmantes del Acuerdo y líderes sociales amenazados.
  • Reuniones con plataformas campesinas y afrodescendientes de la región.
  • Visitas a proyectos comunitarios productivos y espacios de formación política.

El objetivo es visibilizar las demandas del Caribe profundo en el Congreso, y convertir esas voces en iniciativas legislativas, control político y exigencias concretas al Gobierno Nacional.

La paz se construye con presencia y coherencia

La presencia constante en Sucre refleja una forma de hacer política distinta: cercana, comprometida y profundamente territorial. Para el senador Julián Gallo, la implementación del Acuerdo de Paz y la reconciliación no son discursos abstractos, sino acciones concretas que comienzan escuchando a quienes más han sufrido la guerra y el abandono.

Sin participación no hay paz: el Punto 2 del Acuerdo de Paz

Julián Gallo Cubillos

La participación política como base de la paz

Uno de los pilares fundamentales del Acuerdo de Paz firmado en 2016 es el Punto 2, que habla de “participación política”. Sin embargo, es importante recordar que esta no se limita únicamente al derecho al voto. Participar políticamente significa también tener voz en las decisiones del país, especialmente para quienes históricamente han sido excluidos: comunidades campesinas, pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y víctimas del conflicto social y armado.

El Punto 2 del Acuerdo propone una democracia más amplia y representativa, construida desde los territorios y con enfoque diferencial. Hablar de participación es hablar de justicia social, inclusión y reconocimiento de la diversidad.

Garantías para ejercer la ciudadanía sin miedo

El Acuerdo plantea transformaciones estructurales que permitan a todos y todas ejercer su ciudadanía en condiciones de dignidad y seguridad. Algunas de esas garantías son:

  • Educación con enfoque territorial que fortalezca la identidad, la participación y el arraigo comunitario.
  • Reconocimiento y fortalecimiento de medios comunitarios que den voz a las regiones históricamente silenciadas.
  • Protección efectiva para líderes y lideresas sociales, defensores de derechos humanos y firmantes del acuerdo.

Estos elementos son esenciales para construir una paz sostenible. Sin ellos, la democracia queda incompleta y la reconciliación se vuelve una promesa incumplida.

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Desde el Congreso: compromiso con el Punto 2

Como senador y firmante del Acuerdo de Paz, he trabajado activamente en la implementación de este punto, promoviendo debates legislativos, acompañando a las comunidades en los territorios y respaldando iniciativas normativas que aseguren la participación real de las comunidades históricamente excluidas.

Desde la Comisión Primera del Senado, he respaldado proyectos de reforma política que buscan fortalecer la democracia participativa, ampliar las garantías electorales y proteger los derechos de quienes ejercen liderazgo social.

En la Comisión de Paz, he acompañado debates y audiencias públicas con organizaciones sociales, firmantes del Acuerdo y víctimas del conflicto, insistiendo en la urgencia de implementar medidas efectivas para garantizar su participación y seguridad.

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Participación es poder: la voz de los territorios sí importa

El ejercicio democrático debe ser paritario, plural y descentralizado. No podemos seguir construyendo país desde el centro, ignorando las propuestas y necesidades de quienes viven en los márgenes.

Reforzar la participación política desde los territorios no solo es una deuda histórica, sino una condición para que la paz deje de ser un discurso y se convierta en una realidad palpable para todas y todos.

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Sin participación, no hay paz

Reafirmamos que la participación no es un complemento, sino el núcleo de cualquier proceso de paz duradero. El Punto 2 del Acuerdo de Paz debe ser defendido y materializado con voluntad política, con recursos y con la fuerza de la ciudadanía organizada.

Desde nuestro trabajo legislativo y territorial, seguiremos insistiendo: sin voces diversas, no hay democracia. Sin participación plena, no hay reconciliación. Y sin participación real, no hay paz.