25 de julio: dignidad y resistenciaen el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente

Este 25 de julio, en el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, Afrolatina, Caribeña y de la Diáspora, nos unimos a la conmemoración de las luchas históricas, la resistencia cotidiana y las
apuestas por la vida digna de las mujeres afrocolombianas y del continente.
En Colombia, las mujeres afrodescendientes son pilar fundamental en la construcción de paz, la defensa del territorio y los derechos colectivos, a pesar de haber sido históricamente marginadas, racializadas y violentadas. Reconocemos su papel clave en procesos de organización comunitaria, reivindicación de la identidad étnicoracial, y en la lucha contra el racismo estructural y el patriarcado.
Compromiso legislativo con la justicia étnico-racial y la participación de las mujeres afrodescendientes en la construcción de paz.

Este día es también una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso como congresistas con la implementación del capítulo étnico del Acuerdo de Paz, la representación política efectiva, y el
acceso equitativo a los derechos para las mujeres negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.

Como lo hemos hecho desde nuestra labor legislativa y territorial, reiteramos nuestro respaldo a sus procesos organizativos, a las lideresas sociales y a las mujeres firmantes del Acuerdo de Paz que,
desde sus comunidades, continúan apostándole a un país justo, incluyente y sin discriminación.
Las vidas afrodescendientes importan. Las voces de las mujeres afro deben ser escuchadas y respetadas.

La vida de los que construyen paz sigue en riesgo

Colombia sigue siendo un país profundamente riesgoso para quienes defienden los derechos humanos, promueven la cultura en sus comunidades o transitaron el camino de la reincorporación para apostarle a una vida en paz. En menos de dos semanas, tres firmantes del Acuerdo de Paz y un joven líder cultural han sido asesinados, mostrando con crudeza la persistencia de la violencia contra quienes decidieron apostarle a la paz.

Violencia persistente contra quienes le apuestan a la paz

El 14 de julio de 2025 fueron asesinados Ferney Elago Caviche y Florilba Ramos Morano, firmantes del Acuerdo de Paz, en su vivienda ubicada en la vereda Valle Nuevo, municipio de Silvia, Cauca. Ambos hacían parte del antiguo ETCR Los Monos en Caldono y adelantaban su proceso de reincorporación como administradores de un proyecto colectivo de cultivo de aguacate Hass perteneciente a la cooperativa Cooomep. La Defensoría del Pueblo había advertido desde 2023 un riesgo inminente en la zona debido a amenazas, homicidios y confinamientos forzados que se han intensificado por la presencia de grupos armados como el EMC, el ELN y bandas locales.

Días antes, el 30 de junio, fue hallado sin vida William Ferney Pazú, joven líder cultural de Jambaló (Cauca), apasionado por la música y el trabajo comunitario. Dinamizador del proceso musical Kwess fxiw – Nuestras semillas e integrante del grupo Los Tiraflechas, su asesinato en zona de fuerte presencia armada representa un golpe profundo a la construcción de paz desde los territorios.

El 9 de julio fue encontrado el cuerpo sin vida de Giovanni Ordóñez Triana, firmante del Acuerdo de Paz, tras ser reportado como desaparecido en Fusagasugá. Estaba en proceso de reincorporación en Icononzo, Tolima. La zona de su hallazgo también había sido señalada por la Defensoría como territorio bajo amenaza.

Un llamado urgente al Estado y la sociedad

Estas tragedias no son hechos aislados. Son la muestra del incumplimiento del Estado con lo pactado en el punto 3 del Acuerdo de Paz, relativo a las garantías de seguridad, y es también el reflejo de una sociedad que no ha logrado superar la indiferencia. Cada atentado contra un firmante de paz es un crimen contra la paz de nuestro país.

A casi nueve años de la firma del Acuerdo, estos asesinatos nos recuerdan que la paz es un proceso que exige compromiso con la verdad, memoria histórica y garantías reales para la vida de quienes la construyen día a día en condiciones adversas. La impunidad también mata.

¿Cuántos líderes más deben caer para que el Estado actúe?

No se puede hablar de reconciliación ni de democracia mientras se siga asesinando a quienes lideran procesos de transformación en Colombia. Desde el Congreso, voces como la del senador Julián Gallo Cubillos han sido insistentes en denunciar estos crímenes y exigir el cumplimiento del Acuerdo de Paz. Tal como se expone en el artículo “El compromiso del senador Julián Gallo con la implementación del Acuerdo de Paz”, la defensa de la vida de los firmantes no es solo un deber moral, sino una condición básica para que Colombia avance hacia una reconciliación real y duradera.

Condena a Álvaro Uribe Vélez: un hito para la justicia y un llamado a la verdad histórica

La reciente condena al expresidente Álvaro Uribe Vélez por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal constituye un hecho sin precedentes en la historia nacional. En un país donde, durante décadas, las élites políticas han encontrado mecanismos para evadir la justicia, este fallo abre una puerta hacia la reconciliación nacional en Colombia, basada en la verdad, la memoria histórica y la lucha por la justicia social.

Un paso histórico, pero no suficiente

Aunque la condena es un avance importante en términos de transparencia y ética pública, no responde a los delitos más graves por los cuales el expresidente debería haber rendido cuentas. Sobre él pesan acusaciones de haber favorecido, durante su vida pública, a mafias del narcotráfico y estructuras de narcoparamilitarismo, responsables de graves violaciones a los derechos humanos en Colombia y crímenes de lesa humanidad.

Verdad, memoria y reconciliación: una tarea pendiente

Este fallo debería convertirse en el punto de partida para una conversación nacional que ponga en el centro la importancia de la memoria histórica en Colombia, la verdad sobre los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado y las responsabilidades de quienes han ejercido el poder durante más de 200 años de vida republicana.

Urge que todos los sectores —partidos políticos, iglesias, empresarios, insurgencia, altos mandos militares y sociedad civil— asuman un compromiso con la verdad y la memoria histórica, como condición indispensable para avanzar en la construcción de paz sostenible y evitar que estas tragedias se repitan.

Nunca más: hacia un liderazgo transformador para la paz

El país necesita un liderazgo transformador colombiano, dispuesto a romper los pactos de silencio, fortalecer la justicia transicional y garantizar que la verdad salga
a la luz. Solo así podremos reconstruir el rompecabezas de nuestra tragedia nacional, ofrecer reparación a las víctimas y, finalmente, decir con una sola voz: ¡Nunca más!

Sucre en el corazón: el compromiso del senador Julián Gallo con el Caribe profundo

Un compromiso constante con los territorios olvidados

El departamento de Sucre ha sido históricamente una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado, la pobreza estructural y el abandono estatal. Pero también es un territorio que resiste, que se organiza y que mantiene viva la esperanza de paz con justicia social.

Durante estos años de trabajo legislativo, el senador Julián Gallo Cubillos ha visitado reiteradamente el departamento de Sucre, recorriendo sus municipios y corregimientos, dialogando con comunidades campesinas, afrodescendientes, firmantes del Acuerdo de Paz, comunidades indígenas y organizaciones sociales que luchan por una vida digna en medio de las adversidades.

Presencia activa en el territorio: lo que hemos hecho en Sucre

En cada visita, el senador ha escuchado de primera mano las preocupaciones y propuestas de las comunidades, fortaleciendo su compromiso con una política cercana a la gente, centrada en la participación ciudadana, el cumplimiento del Acuerdo de Paz, y la defensa de los derechos sociales.

Entre las acciones destacadas en Sucre se encuentran:

  • Acompañamiento a firmantes del Acuerdo en proceso de reincorporación y defensa de su seguridad.
  • Participación en Cabildos Populares en Sincelejo y zonas rurales, como Chalán y Ovejas.
  • Reuniones con organizaciones de mujeres rurales y líderes campesinos en la subregión de los Montes de María.
  • Visitas a los corregimientos de Doña Ana y Santiago Apóstol, en el municipio de San Benito Abad, escuchando a sus comunidades rurales y liderazgos locales.
  • Acompañamiento a comunidades indígenas en el municipio de San Marcos, en procesos de organización para el acceso a la tierra y el reconocimiento de sus derechos.
  • Denuncia de la falta de garantías en materia de acceso a tierras, educación rural, salud y protección ambiental.
  • Respaldo a iniciativas locales de economía popular, comunicación comunitaria y sustitución de cultivos.

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Una nueva visita para seguir escuchando y construyendo

Este fin de semana, el senador Julián Gallo regresará al departamento de Sucre para continuar este proceso de diálogo directo y seguimiento territorial. Su agenda incluye:

  • Encuentros con comunidades firmantes del Acuerdo y líderes sociales amenazados.
  • Reuniones con plataformas campesinas y afrodescendientes de la región.
  • Visitas a proyectos comunitarios productivos y espacios de formación política.

El objetivo es visibilizar las demandas del Caribe profundo en el Congreso, y convertir esas voces en iniciativas legislativas, control político y exigencias concretas al Gobierno Nacional.

La paz se construye con presencia y coherencia

La presencia constante en Sucre refleja una forma de hacer política distinta: cercana, comprometida y profundamente territorial. Para el senador Julián Gallo, la implementación del Acuerdo de Paz y la reconciliación no son discursos abstractos, sino acciones concretas que comienzan escuchando a quienes más han sufrido la guerra y el abandono.

Sin participación no hay paz: el Punto 2 del Acuerdo de Paz

Julián Gallo Cubillos

La participación política como base de la paz

Uno de los pilares fundamentales del Acuerdo de Paz firmado en 2016 es el Punto 2, que habla de “participación política”. Sin embargo, es importante recordar que esta no se limita únicamente al derecho al voto. Participar políticamente significa también tener voz en las decisiones del país, especialmente para quienes históricamente han sido excluidos: comunidades campesinas, pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y víctimas del conflicto social y armado.

El Punto 2 del Acuerdo propone una democracia más amplia y representativa, construida desde los territorios y con enfoque diferencial. Hablar de participación es hablar de justicia social, inclusión y reconocimiento de la diversidad.

Garantías para ejercer la ciudadanía sin miedo

El Acuerdo plantea transformaciones estructurales que permitan a todos y todas ejercer su ciudadanía en condiciones de dignidad y seguridad. Algunas de esas garantías son:

  • Educación con enfoque territorial que fortalezca la identidad, la participación y el arraigo comunitario.
  • Reconocimiento y fortalecimiento de medios comunitarios que den voz a las regiones históricamente silenciadas.
  • Protección efectiva para líderes y lideresas sociales, defensores de derechos humanos y firmantes del acuerdo.

Estos elementos son esenciales para construir una paz sostenible. Sin ellos, la democracia queda incompleta y la reconciliación se vuelve una promesa incumplida.

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Desde el Congreso: compromiso con el Punto 2

Como senador y firmante del Acuerdo de Paz, he trabajado activamente en la implementación de este punto, promoviendo debates legislativos, acompañando a las comunidades en los territorios y respaldando iniciativas normativas que aseguren la participación real de las comunidades históricamente excluidas.

Desde la Comisión Primera del Senado, he respaldado proyectos de reforma política que buscan fortalecer la democracia participativa, ampliar las garantías electorales y proteger los derechos de quienes ejercen liderazgo social.

En la Comisión de Paz, he acompañado debates y audiencias públicas con organizaciones sociales, firmantes del Acuerdo y víctimas del conflicto, insistiendo en la urgencia de implementar medidas efectivas para garantizar su participación y seguridad.

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Participación es poder: la voz de los territorios sí importa

El ejercicio democrático debe ser paritario, plural y descentralizado. No podemos seguir construyendo país desde el centro, ignorando las propuestas y necesidades de quienes viven en los márgenes.

Reforzar la participación política desde los territorios no solo es una deuda histórica, sino una condición para que la paz deje de ser un discurso y se convierta en una realidad palpable para todas y todos.

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Sin participación, no hay paz

Reafirmamos que la participación no es un complemento, sino el núcleo de cualquier proceso de paz duradero. El Punto 2 del Acuerdo de Paz debe ser defendido y materializado con voluntad política, con recursos y con la fuerza de la ciudadanía organizada.

Desde nuestro trabajo legislativo y territorial, seguiremos insistiendo: sin voces diversas, no hay democracia. Sin participación plena, no hay reconciliación. Y sin participación real, no hay paz.