Cada cinco de septiembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena, en honor a Bartolina Sisa, lideresa aymara que fue asesinada en 1782 por enfrentarse a la colonia española. Junto a su esposo, Túpac Katari, dirigió uno de los levantamientos indígenas más importantes de la historia latinoamericana contra el dominio colonial.
Esta fecha busca visibilizar y conmemorar la lucha histórica de las mujeres indígenas en la defensa de sus tradiciones y territorios, así como su resistencia frente a las múltiples violencias que enfrentan por razón de género, etnia, clase social y ubicación geográfica.
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El legado de Bartolina Sisa
Bartolina organizó a miles de mujeres indígenas, principalmente aymaras y quechuas, contra el dominio español en el siglo XVIII. Comandó tropas y distribuyó los recursos disponibles en esa época para enfrentar a las fuerzas militares españolas. Su liderazgo y resistencia no sólo fueron militares: también representaron la defensa del territorio, la identidad cultural y la dignidad de los pueblos indígenas, especialmente de las mujeres.
La importancia de su figura en estas luchas rompió con los esquemas tradicionales en los que las mujeres no desempeñaban un papel protagónico. En el momento de su muerte dijo “Volveré y seré millones” y tenía razón: más de doscientos años después, su legado trasciende fronteras y es un referente de resistencia y rebeldía, una fuente de inspiración para diferentes movimientos indígenas, feministas y anti coloniales en América Latina.
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“Nuestra voz es la tierra: no pueden silenciarla”
En el caso colombiano, las mujeres indígenas llevan décadas enfrentándose a violencias estructurales y sistemáticas. De hecho, son unas de las principales víctimas de desplazamiento forzado y despojo de tierras en el país. Sin embargo, esta realidad no ha impedido que se conviertan en referentes fundamentales en la defensa del territorio, la vida y la biodiversidad.
Es urgente honrar la memoria de todas las mujeres indígenas asesinadas al defender sus tradiciones y su tierra, y crear mecanismos que garanticen tanto su participación efectiva en la sociedad como el pleno ejercicio de sus derechos.
